Comentario
París volvió a resurgir a finales del siglo XV. La mayoría de los edificios y monumentos que dan a la ciudad su esplendor fueron edificados en esa época, especialmente el Palacio del Louvre.
Durante todo el siglo XVI, los diversos reyes que se sucedieron en el trono de Francia prefirieron asentarse en los castillos del Loira que en París, ya que en la capital no cesaban las luchas intestinas. La aparición y difusión del movimiento protestante dio origen a la sangrienta lucha religiosa que durante largo tiempo desangró a toda Francia y a Paris, en particular, y que terminó con la masacre de hugonotes en la famosa noche de San Bartolomé (1572). Tras el asesinato de Enrique III en 1589, último de la dinastía Valois, la ciudad sufrió un asedio de cuatro largos años hasta que abrió sus puertas a Enrique IV que, convertido al catolicismo, había abjurado de su religión, pronunciando la famosa frase "París bien vale una misa".
A comienzos del siglo XVII París contaba con alrededor de 300.000 habitantes, alcanzando día a día mayor importancia política y cultural, especialmente bajo el poderoso Cardenal Richelieu que, en 1635, fundó la Academia Francesa. Ya con los Borbones en el trono de Francia, prosperó considerablemente y la ciudad continuó su progresivo crecimiento y durante el reinado de Luis XIV, alcanzó el medio millón de habitantes (1715). Luis XV y luego Luis XVI sucedieron en el trono al Rey Sol, haciendo de París una de las ciudades más importantes de Europa.